sábado, 20 de octubre de 2007

EL CASO EMA

Era un lunes lluvioso; recuerdo que desperté, me higienicé y luego bajé a desayunar. Tomé el diario y comprobé, sorprendida, una noticia trágica: Habían asesinado a una conocida vecina del barrio. Se llamaba Ema. Hacía muchos años que vivía en la zona y era muy querida. Este caso fue otorgado al detective Jenkins.
Ema era una señora adinerada, que vivía en una casa antigua, con su mayordomo Trices; le hacía compañía durante la semana y una que otra vez su hijo la visitaba. En los últimos diez días de vida de Ema, no lo había visto ni siquiera por un segundo. Según lo que se decía en el barrio, habían tenido una fuerte pelea.
Jenkins tomó declaraciones de todos los vecinos del barrio. Solamente dos le aportaron datos. Un hombre declaró haberla visto ir de compras y volver a las ocho de la noche. Y una anciana le confió un secreto a Jenkins de algo que sabía.
Luego de eso, se fue a la casa de la señora Ema, en busca de algún indicio. Había algunas manchas de sangre sobre la alfombra. El detective miró todos los rincones de la casa y vio que había una ventaba como si hubiera sido abierta bruscamente, forzada, y así la dejaron. Por esto es que Jenkins pensaba que el asesino se podría haber escapado por ahí, ya que había algunas huellas sobre ella, que mandó a analizar. El próximo paso a dar era ir a ver al hijo de la señora Ema, llamado Carlos Magdan, fue difícil contactarse con él, pero lo logró. Según Carlos, él llegó a la casa y luego de encontrar el cadáver en la sala, llamó a la policía. Luego de hablar con Carlos, la misma detiene a un sospechoso que merodeaba la zona. La razón por la cual lo detuvieron fue porque según Carlos, había un mendigo por la zona que la perseguía a su madre, había intentado robarle dos veces pero no pudo, y como sabía que era una mujer muy adinerada, seguramente, le quiso robar y la mató. Era uno de los principales sospechosos. A todo esto Jenkins le preguntó acerca del mayordomo Trinks. Podría ser un testigo de suma importancia para el caso. En ese momento Magdan se puso tenso, y dijo que tenía que irse, que su tiempo se había agotado. Esta actitud fue muy sospechosa para el detective, entonces, llamó a sus contactos y pidió que lo investiguen a él y a Trinks.
Después de todo esto, Jenkins partió para su casa. Había sido un día muy agotador. Fue directamente para la cama, cuando llegó. Pero no se podía dormir. Por eso, se quedó toda la noche pensando, tratando de encastrar todas las pistas que tenía. A eso de las seis de la mañana, fue interrumpido por el timbre de su casa. El resultado de las huellas y algunos de los informes policiales de Magdan y Trinks. Rápidamente descubrió al culpable. Lo que pasó había sido lo siguiente:
El señor Trinks estaba solo en la casa de la señora Ema. La casa estaba a oscuras y Trinks esperaba su llegada. Cuando la señora Ema regresó a su casa, el señor Trinks la asesinó y huyó por la ventana dejándola abierta y con las huellas marcadas.
A fuera se encontró con el hijo de Ema que le entregó un sobre con dinero, (secreto que le confió la anciana a Jenkins). Carlos era un mafioso que como su madre lo había descubierto, en algunos de sus negocios junto a Trinks, que era uno de sus empleados de más confianza, por eso la había mandado a matar. Lo del mendigo era una coartada. Finalmente se descubrió que el hijo era el verdadero culpable.

Evelyn del Grande, 1º 2º, turno tarde